Heidi Crowter, una mujer valiente

Heidi Crowter / Don't screen us out.

Heidi Crowter es una mujer de armas tomar que no se arredra ante ninguna dificultad, por grande que esta parezca. A sus 26 años, ha batallado contra la leucemia, una neumonía y un fallo renal. Sumen a esta suerte de trabajos de Hércules que recién nacida tuvo que someterse a una operación cardíaca de urgencia.

Salta a la vista que esta mujer, la tercera de los cuatro hijos de Liz y Steve, es fuerte y decidida. Ni siquiera le hizo retroceder en su determinación el hecho de sufrir durante su adolescencia el deprecio y la violencia verbal a través de las redes sociales.

Probablemente muchos de sus agresores no soportaban comparar sus mediocres existencias con una chica con síndrome de Down que mira a la vida con optimismo y empuje. No en vano en todas sus redes, junto a su nombre, escribe a modo de lema vital, tal vez, de grito de guerra: Heidi Crowter: Viviendo el sueño.

A principios de 2020, Crowter, al tiempo que se ilusionaba con los preparativos de su boda ese verano con James Carter, inició una batalla legal contra la legislación británica que permite que se aborte a las personas con síndrome de Down -y a todas las consideradas gravemente discapacitadas- durante todo el periodo de su vida prenatal.

El Reino Unido cuenta con una ley de aborto del año 1967, que entró en vigor al año siguiente, y que legaliza el homicidio provocado hasta las 24 semanas (seis meses) de vida prenatal y exige la aprobación de dos facultativos. Esta ley se aplica en Inglaterra, Gales y Escocia.

Esta es la norma general. Si embargo, si se invoca la manga ancha del «peligro psíquico para la madre» o se alerta de que el bebé «padecerá anomalías físicas o mentales tales como estar seriamente discapacitado» (lo que incluye el síndrome de Down o tener labio leporino), el aborto es legal hasta el momento antes del parto. O sea, igual de inhumano que en cualquier otro momento de la vida prenatal.

La argumentación contra esta norma por parte de Heidi parece inapelable: «En este momento en el Reino Unido, los bebés pueden ser abortados hasta el nacimiento si se los considera gravemente discapacitados. Me incluyen en esta definición de ser gravemente discapacitada sólo porque tengo un cromosoma extra. Lo que dicen es que mi vida no es tan valiosa como otras y no creo que sea correcto. Creo que es discriminación, francamente».

Y añadía: «El Reino Unido tiene el deber legal de garantizar la igualdad y proteger a las personas con discapacidad, pero cuando se trata de la ley del aborto, el gobierno simplemente no escucha». 

La campaña Don’t screen us out (No nos excluyas), puesta en marcha unos años antes por la aprobación de un nuevo sistema de cribado (screening) genético prenatal que ampliaría las posibilidades de detectar la trisomía 21 descubierta por el profesor Jérôme Lejeune, ha apoyado de manera decidida a Crowter.

En octubre de 2020, el Alto Tribunal de Inglaterra y Gales admitió la demanda legal presentada por Crowter junto a Márie Lea Wilson, madre de un chico también con síndrome de Down. Su abogado reconoció entonces la importancia de la admisión ya que así se reconoció que «se puede debatir que el Estado está actuando ilegalmente en relación con los bebés con síndrome de Down al permitir que sean abortados hasta el nacimiento».

Heidi Crowter, junto a Márie Lea Wilson y su hijo Aidan en brazos, el 23 de septiembre de 2021. / Don't screen us out
Heidi Crowter, junto a Márie Lea Wilson y su hijo Aidan en brazos, el 23 de septiembre de 2021./ Don’t screen us out

Este camino legal fue emprendido después de que el exministro de Sanidad Matt Hancock se negara a recibir a Crowter. Pero no avanzó todo lo rápido que hubiera sido deseable. La primera fecha que le dieron para poder presentar su caso ante la justicia fue fijada para el 6 y el 7 de julio de 2021.

El 23 de septiembre, el Alto Tribunal desestimó la petición de Crowter, que apenas se dió un momento para lamentarlo antes de volver a la carga: «No salió como estaba planeado. Pensamos que el tribunal, como todos vosotros (y la ONU), vería la contradicción en la ley y la necesidad de hacer algo al respecto. No lo hicieron, lo cual es extraño. Sin embargo, para eso tenemos el Tribunal de Apelaciones. Y el equipo legal cree firmemente que tenemos buenos motivos para apelar. ¡Hurra!«.

El Tribunal de Apelaciones ha citado a Heidi el próximo 8 de marzo, día de la mujer. Se trata de una vista oral y previa en la que Heidi deberá convencer a los jueces de su legitimación para poder apelar el fallo (nunca mejor dicho) del Alto Tribunal.

Heidi no se rinde y espera que la apoyemos. Este 8 de marzo, día internacional de la mujer, tenemos una cita con una muy especial y muy valiente.


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