La vocación de Andrés, Pedro, Santiago y Juan nos llama a vivir el Adviento con dos actitudes. Una es la diligencia, porque el amor verdadero siempre urge. La otra es dejar de lado lo que nos enreda, aunque sean cosas lícitas y buenas, y nos aparta del deseo de Dios.
«Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron»
