Los que no aceptaron el bautismo de Juan, cerraron las puertas al torrente de gracias que Dios estaba deseando derramar en ellos. Así nos sucede cuando no acogemos las palabras y actos proféticos que suceden en nuestra vida con más frecuencia de lo que creemos.
Palabra de Dios: «Frustraron el designio de Dios para con ellos»
