San Juan, el discípulo amado, llegó el primero. Pero esperó a entrar a San Pedro, porque reconocía el primado establecido por Cristo. Por muchas gracias concedidas, por muy privilegiados que seamos por el Señor, incluso por delante de Pedro, debemos esperarle.
Palabra de Dios: «El otro discípulo (…) llegó primero al sepulcro; (…) pero no entró»
